lunes, 24 de noviembre de 2008

lupita se llama Laura

Me llamo Laura y tengo ocho años. Vivo en mi casa con mi madre y con mi hermano que sólo tiene dos. Antes también vivía mi padre con nosotros, pero desde el verano él vive con los abuelos. Los días que tengo clase me levanto pronto y voy al colegio en autobús; me lleva a la parada mi madre y luego también lleva a mi hermano a la guardería, luego se va a trabajar; es enfermera. En clase aprendo lo que me enseñan y me lo paso bien porque están mis amigos. Casi siempre dibujamos, escribimos o leemos. Ahora estamos aprendiendo otras culturas, hoy nos ha tocado Egipto por eso he llevado unos fotos de pirámides y del desierto que mi padre ha sacado por internet. Como en el comedor del colegio, no está mal, aunque preferiría comer en casa. Algunas veces, de sorpresa, mi padre viene y comemos juntos, vamos a un chino porque a mi me gusta mucho y a él también, pero normalmente como en el comedor; hoy hemos comido lentejas, pescado y un yogurt. Mi padre trabaja en una fábrica y casi nunca puede venir. Estoy en el cole hasta las cinco. Mi abuela viene a buscarme al autobús porque mi padre y mi madre no pueden venir. Mi abuela viene con mi hermano y con la merienda. Depende del día que sea me lleva adonde tenga que ir. Hoy es martes así que hoy a inglés. Los jueves voy a catequesis y los lunes y los miércoles a multideporte. Tengo que saber lo que me toca porque desde la mañana lo llevo todo en la mochila y si olvido algo es un lío y mi abuela se enfada mucho conmigo. Después viene mi madre y me lleva a casa. Casi siempre tengo que hacer deberes, antes los hacía con mi padre, pero ahora ya puedo hacerlos sola. Cuando mi madre me lo dice le ayudo a hacer la cena o sino cuido a mi hermano que es muy pequeño y siempre me está siguiendo, llora por cualquier cosa, quiere todo lo que yo tengo y se lo tengo que dar. Los viernes es diferente, mi padre viene a recogerme al autobús y vamos a casa de mis abuelos. Antes los viernes jugaba en la plaza con mis amigos pero ya no. Desde el verano mi padre vive con sus padres así que yo vivo en dos casas, en la mía y en la de ellos. En mi casa tengo mi cuarto y mi hermano también, pero en la de mis abuelos no. Mi hermano como es pequeño duerme con mi padre y yo duermo en una habitación que es una sala; a la noche el sofá se hace una cama, y duermo ahí. Algunas noches me levanto y mi padre me deja dormir con ellos, pero pocas veces. No me importa vivir con los abuelos aunque prefiero mi casa porque ahí tengo todas mis cosas. Antes si quería algún juguete o cualquier cosa le pedía a mi padre que fuésemos a buscarlo a casa porque está muy cerca, pero a él no le gustaba mucho creo, esperaba en el portal, yo subía y bajaba lo que quería. Ahora si se me olvida algo no lo pido porque creo que no le gusta, así que tengo que acordarme de todo lo que voy a querer para el fin de semana sino me aguanto y espero a que venga mi madre. Esto es lo que hago de lunes a viernes, los fines de semana suelo jugar más.

4 comentarios:

Edurne dijo...

Laura se llama como tantos otros niños y niñas que viven a caballo entre dos casas, a veces sólo tienen aita, ama, hermanos y abuelos, pero otras también tienen otro "aita", otra "ama", y hasta otros "hermanos"... un lío, oiga un lío!
Pues que no se le olvide nada a Lupita-Laura, al menos que no se le olvide intentar ser feliz!
Muxus!

Anónimo dijo...

Bueno, no lo pongamos difícil, que convivir ño es bastante y muchas veces, alguna que otra Laura, lo aprende pronto. Así que se quede pra sí la casa que ella quiera, la otra es para jugar a exploradores.

Un muxu handia.

lupita se va de viaje dijo...

es cuestión de darle la vuelta al asunto: tener varias personas que te quieren, varias casas, todo doble. la cuestión es que debe reinar la honestidad por encima de todo y a veces no es facil.
un beso a todos las lauras que a pesar de todo siguen siendo felices

sinver dijo...

Llego tarde a comentar, ya se ha dado el comentario cierre de doña lupita, pero alli lo tiro.
En mi opinión, aunque sea una puñeta que papa ya no viva en casa, seguro que lo prefiere a que viviera y escuchase a diario como papa y mama discuten, se hechan en cara las cosas, o peor aún,empezasen a hablarle mal a ella el uno del otro. El divorcio es una puñeta para los niños, pero sin duda cuando dos personas dejan de quererse es lo mejor que pueden hacer. Y lo importante es que una vez ocurre los dos sigan preocupándose de educar correctamente a sus niños; acordando la manera de hacerlo. He dicho. Aunque no debe ser fácil por lo que se ve por ahí. Voy a por el siguiente.